Hola a todos y todas, hoy
agradecemos la participación de Marisa Blanco, la cual nos estrena el blog con
su increíble historia de superación como incentivo motivador para los abatidos
por crisis tanto económico-sociales como personales y de identidad con el objetivo de apostar por nuestros sueños y no
escuchar aquellos que nos dicen que NO.
Mi nombre
es Marisa Blanco, y desde hace 6 años
lucho profesionalmente para hacerme un hueco en el mundo de la ópera. Soprano
lírico-spinto de 23 años. Madrileña de nacimiento. Española de corazón y libre
de alma.
Después
de salir de mi escuela (habiendo sido en cierto modo, muy rebelde en algunos
ámbitos, y bastante despreocupada por mis resultados escolares), había
escuchado en toda mi trayectoria tantos reproches, riñas, y afirmaciones del
triste futuro que me esperaba, que era muy poco probable que algún humano con
una mínima capacidad de emoción, pudiera seguir delante de la manera en que yo
lo hice.
Todas
esas máscaras de bravuconadas ligeras, o contestaciones imprudentes de la que
mi adolescencia se tiñó, fueron sólo un estallido de la rabia que contenía en
mi fuero más interno por no ser capaz de dedicarme a lo que realmente yo quería
dedicarme, y a lo que sabía que habría de ser mi camino.
No
creo que todo el mundo nazca con una sola finalidad, puesto que creo en la
plurialma.
Desde
que fui pequeña demostré tener en mí un centro interno emocional muy altamente
desarrollado, y esa parte de mi, había de ser explotada, sino moriría mi
esencia.
Así
que seguí con mis clases de canto como llevaba haciéndolo desde mis 17 años, a
nivel profesional. Y un buen día, mi profesora de canto, de naturaleza
georgiana, me confesó que quería regresar a cumplir sus 80 años en su tierra, y
todos los que pudieran quedarle. No antes sin haber detallado bien un plan para
mi futuro más próximo.
Me
ofreció la posibilidad de estudiar con su hija, quien vivía desde hacia más de
20 años en Graz (Austria),y sin planteármelo dos veces, acepté.
He
de decir, que la decisión más difícil que jamás, ningún artista habrá de tomar
en su vida, sin duda alguna, en mi opinión, es, la de dedicarse al mundo del
arte a sabiendas de lo que eso conllevaría como consecuencias secundarias y
venideras.
Y
algo que hemos de aceptar, al menos en la parte que a mi se refiere, es que
existirán decisiones que deberemos de tomar drástica y rápidamente. Que los
lazos que se hagan en nuestros caminos, serán deshechos y conservados si se
merece, y que los sacrificios que para cualquier mortal, supondrían esfuerzos
desmesurados, para nosotros serán parte de nuestra disciplina, hábito, formación,
y sobretodo un aliciente alto a la receta de nuestra felicidad.
Así
que con mis 18 años, decidí salir de mi país, y emprender una nueva vida en Austria,
que sería el paso más decisivo que viví hasta día de hoy, y al que estoy
agradecido por todos los acontecimientos que ha sido sometida mi carrera.
Mis
padres, que son los pilares más fundamentales en quien me apoyo, siempre
tuvieron una fe ciega en mi, y su calor incondicional me ha abrazado hasta en
los inviernos más crudos austriacos.
Por
aquel entonces, hace cuatro años de ello, mi circulo social español no aceptaba
que mi carrera pudiera requerir tantos años fuera, pero siempre, al final, soy
yo quien decide, así que después de consejos que no sirvieron de nada más que
para darle un colchón a largos cafés en la gran vía, me despedí de mi ciudad.
Tras
haber pasado tres años en Graz, y haber mejorado naturalmente mi técnica vocal interpretativa,
y musical en todos los aspectos, fui aceptada por una gran entrenadora vocal en
Viena. Y tras ello fui logrando grandes proyectos que podrían haber sido un
obstáculo para cualquiera que no hubiera sido capaz de embaucarse en ello con
la fuerza, la garra y la más pura y absoluta de las confianzas.
Yo
soy quien más confía en mi en el mundo, soy mi mejor amiga, y soy yo, la única
que puede darme las mejores alegrías, recopilar más éxitos en mi lista, y
seguir creciendo.
Mi
mundo cuenta, como todo lo que se refiere al arte, mucha gente que trata de
ponerte la zancadilla, de emborronar tus sueños, de bloquearte enérgicamente…pero
esa chispa de esperanza, entonces, crea una llamarada que te enciende de valor,
que hace cenizas las malas vibras y te deja camino libre.
Y
por supuesto, no se puede pluralizar haciendo creer al lector que es todo
maleza.
Hay
gente llena de auras de bondad que se cruzan en tu camino para iluminarte. A
veces se quedan a tu lado, y otras veces vuelan como luciérnagas en la noche más
azabache para alumbrar a otro. Esa es su naturaleza.
Por
ello siempre espero en paz que alguna de ellas me toque con su gracia, y tengo
la esperanza de que yo pueda haber dibujado en alguna comisura labial una
sonrisa más, al recordarle los sueños que una vez dejó atrás, y que se embarcan
en un quizás.
Que
como mi buen amigo Machado escribía, HOY,ES SIEMPRE TODAVÍA.
Con
mucho amor, desde Viena.
Marisa Blanco.
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